A veces, siempre me gusta empezar así
Dejar señas de que estuve en pie buscando,
Arriesgando, que puedo sostener la palabra
No tener más miedo
Caerme de espalda, muerto de risa
Por las calles de domingo
Otoño sos amigo
No me acompleja tu melancolía
Ni el fervor de las hojas tan bien delineadas en amarillo
El fracaso del otoño es la rutina
que puede acompañar al desocupado
al docente
al empleado especialista en algo
a las mujeres ansiosas por el sexo
y a los hombres muertos de exceso
partituras del sufrimiento
se amontonan, en ese joven hombre
con la bicicleta en torno a su fuerza
y a un cuerpo que destroza
un cuerpo que pide piedad
que multiplica los panes, los momentos felices
la ingratitud de los modelitos figuras de la época
en la ciudad.
José L. Glanzmann
1 comentario:
muy interesante blog, me gusta
saludos de Aldonza
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