domingo, mayo 16, 2010

A veces otoño


A veces, siempre me gusta empezar así

Dejar señas de que estuve en pie buscando,

Arriesgando, que puedo sostener la palabra

No tener más miedo

Caerme de espalda, muerto de risa

Por las calles de domingo


Otoño sos amigo

No me acompleja tu melancolía

Ni el fervor de las hojas tan bien delineadas en amarillo


El fracaso del otoño es la rutina

que puede acompañar al desocupado

al docente

al empleado especialista en algo

a las mujeres ansiosas por el sexo

y a los hombres muertos de exceso


partituras del sufrimiento

se amontonan, en ese joven hombre

con la bicicleta en torno a su fuerza

y a un cuerpo que destroza

un cuerpo que pide piedad

que multiplica los panes, los momentos felices

la ingratitud de los modelitos figuras de la época

en la ciudad.



José L. Glanzmann