viernes, mayo 31, 2013

Volver a los primeros pasos

Eso de los primeros pasos. Mantener la esencia. De los primeros libros y manuales que te hicieron leer en la carrera que elegiste y te elevaban o te modificaban las pocas cosas que creías saber. Era una forma de estremecerse y estar cerca del cambio que buscabas hacer en el mundo cuando eras realmente joven.

No irse de eso.
Aunque el discurso,  sea enorme y casi convincente,  no hay razones para plegarse así porque sí, con liviandad.

Dejo la liviandad para charlar al lado del río en el verano. Ahora, conservar los primeros pasos esenciales.


jueves, mayo 09, 2013

Canciones vitales que suenan cerca


Tres discos. Una banda que tiene canciones con amortiguadores para la cotidianidad, o para la insensatez de esperas sin rumbo. O para admirar aves asentadas en “esta ciudad de niños jefe”.

¿Porqué “la religión de los arboles” es un disco para estar conectado con lo que pasa en Villa María y ver al futuro pequeño, antagónico pero promisorio?

La popularidad, esa cualidad remendada y cosida vaya a saber por quién y porqué, no los alcanza en la misma sintonía que otro grupo como los Rayos Laser.-  Aunque sean reconocidos en Córdoba capital, en Rosario y han ganado concursos como uno organizado por la Alianza Francesa y la revista Inrockuptibles allá por 2007- no tienen esa etiqueta de banda del momento como “Los Laser”…
 Vaya a saber porqué, no lo intentemos saber con profundidad; lo dejemos sonar, que se aten los cabos por ahí. ¿Será que lo estimulante debe estar asentado en los márgenes?



Reconozco,  que las primeras veces que los escuché en vivo no entendía las letras.  O no las quería escuchar o estaba totalmente ocupado en algún apuro en algún bar de mi ciudad. Después algunos amigos los maltrataban los ninguneaban, y entonces me quedé con esa impresión.
Unos años después, un día me descargo “La religión de los arboles” su tercer disco (del 2012). Y escuchando esas canciones hallé una sintonía clara, vital, melancólica. Una movilidad poética, lo primero que me revolvió el oído, y me adentré con un placer simple. Eso. Una cercanía con lo que quisiera descifrar con mis escritos; cuestionamientos surrealistas a algo que nos rodea en el barrio, en la ciudad, pero no sabemos bien qué sería: la conexión  ideal y enamoradiza con alguien? La salvación de un bosque secreto, los miedos adolescentes que se estiran a la adultez?

No hace falta usar términos excesivos ni  aprobados por la critica cultural para indicar algo de lo que me pasa con esas canciones: me gustan porque me cuentan algo que quiero escuchar en jóvenes artistas de mi ciudad con un tono y una poesía musical apropiada a mis días.
Y hay inscripto un grado de existencialismo en las canciones del últimos disco que también me conmueve, eso sí:
“quisiera ser un huracán y arrasar esta ciudad/
Ser inmortal y sin pensar/
Volver al mar, volver al mar”

“Nosotros adoramos a la lentitud/
Por eso nuestro Dios, es ése Álamo”

Y tienen un registro de sus propios héroes, calculemos, o  de las figuras pop que alimentaron sus tardes adolescentes:  “El Poder de Greiscol” (Benigno Lunar, 2007); Bruce Lee (La religión de los arboles, 2012).

Su discografía delata lo siguiente: Benigno Lunar (2007)
Astronauta (2009)
La religión  de los árboles (2012)


Podés visitarlos aquí: http://benignolunar.bandcamp.com

Leer entrevista a la banda en 2007