sábado, octubre 25, 2008

haciendo la más fácil


1- HOY no hice más que esperar: Un colectivo, un profesor especializado, una cara conocida, una charla improvisada, un retorno, una pista para ayudarme, una cola para pagar gastos ajenos, un tema, una conversación adulta, una sensatez, un minuto, un mensaje de texto, una canción fuerte...


2 - DEFINITIVAMENTE hay vínculos que se van a ir.


3- "En vez de tomar alcohol, hice la más fácil"


4- "Me la tengo que hacer bosta antes que se vaya…"


5- Ya tenía que cambiar el rumbo, ya tenía que dejar de hablar de ellas…



sábado, octubre 18, 2008

XII Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación

Justificando un poco el inicio del blog y su nombre, voy a comentar que este sábado culminaron las XII Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación, que se desarrollaron en la Universidad Nacional de Rosario, durante tres días.

desde la ciudad de Villa María, partimos un contingente mínimo(sic) de 8 estudiantes, aunque separados en el día de partir hacia la ciudad de la bandera. un par estuvieron abocados a la exposición de sus trabajos, otros asistimos como aplicados observadores, criticos, asistentes, amigables cebadores de mates, consultores, etc, etc..

ninguno conocía las instalaciones de la "siberia", el espacio universitario rosarino que contiene un par de facultades, como la de Ciencia Politica, Arquitectura y Diseño, etc. Nos parecieron espacios algo arruinados, espesos, añejos, etc.. (lo que no hace a la cuestión, mucha actividad y accionar se notaban en los compañeros comunicadores rosarinos)

Por lo poco que puedo analizar después del viaje que me agotó un poco (chann), creo que las mesas más concurridas, con propuestas actualizadas, y algunos roces en los debates fueron las que contenian temáticas sobre las tecnologias de la información, blogs, espacios e identidades digitales. Como también noté muchas exposiciones que tematizaban en torno a la educación desde la comunicación, y sus vinculos.



un aspecto a mejorar, que ya se repite en los últimos años, NO PARECE IDEAL que esté dispuesto una última jornada con charlas, y el plenario final un sábado por la mañana...
Primero porque muchos se vuelven a sus ciudades de origen el viernes, segundo porque muchos se encargan de "conocer antropologicamente" la noche de la ciudad anfitriona, con lo que seguramente no asistirán a la mañana siguiente.


en fin, cualquier cosita visiten: http://www.redcomunicacion.org/


lunes, octubre 13, 2008

Mate


A veces mi invitaron para satisfacer una curiosidad, qué hará la norteamericana aquí en Villa María, pensaban los dueños de kioscos, rumía el vendedor de la frutería, contemplaba un vecino del complejo? En otros casos, un chico me ofreció un mate con ganas menos inocentes, sugiriendo que lo tomemos en su departamento. Se entiende el motivo aquí. Pero por lo general, concluyo desde mis observadores ojos extranjeros, que un mate literalmente quiere decir, ¿querés ser mi amigo?” Es una traducción que no se lee en el diccionario oficial de castellano, pero para nosotros no nacidos aquí, conocer el mate y todas sus sutilezas resulta imperativo para la sobrevivencia.


Una vez que establecí la suma importancia del mate, sabía que yo mismo tendría que ofrecerlo a amigos potenciales. Yo recuerdo mi extrema ansiedad cuando aprendí a preparar un mate. Me parecía que la forma de preparar un mate refleja qué tipo de persona sos, influyendo las opiniones de ellos con que compartís el ritual. Las preguntas corrían por mi mente preocupada. Si echo demasiado azúcar, me ven débil y indulgente? Tomarlo sin azúcar me hace una persona más fuerte? Si no cambio la yerba en el momento justo, puede ser que no soy observadora, que no me importa la calidad, que no cuido a mis invitados? Si quemo la yerba, si lo enseño a hablar, si lo tomo muy rápidamente, si parece feo? Ni pensar en qué marca debo comprar!


Tampoco estaba segura cuándo podía ofrecerlo. Tomar mate con alguien requiere un cierto nivel de confianza. Sorber de la misma bombilla, poner la boca donde estaba la de tu compañero señala que ya te sentís bastante cómodo. Más allá de la posibilidad de transmitir gérmenes, cualquier situación en que se comparte saliva a mi me parece muy íntima. Cuando yo fui de visita a los EEUU y enseñé a mi familia a tomar mate, mi papá no me podía creer que se comparte la bombilla. Ni quería compartir conmigo y mucho menos con un amigo. De hecho, me sugirió que yo siempre ande con mi propia bombilla para evitar este acto impensable y sucio. Yo no creo que sea una trasgresión tan grave como opina mi papá, pero sí reconozco que con la invitación de tomar mate viene un paso importante hacia una amistad.


Otra característica del mate que mi familia no entendía: dónde se encuentra el tiempo para tomarlo? Generalmente, no se toma mate con prisa. Los argentinos pueden pasar horas charlando entre amigos, pasando un mate después de otro. Yo les expliqué que en el primer lugar, la vida no es tan corrida aquí en Villa María como donde vivimos en Atlanta, Georgia. Además, los listos argentinos han ideado containeres para yerba, termos excelentes, y bolsas que llevan todo para que puedan andar bien dotados para tomar un mate en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. Más que nada, el valor que se pone en compartir unos minutos con un amigo siempre pesa más que terminar un trabajito. El concepto común de mi país de “no tener tiempo” no figura tanto en las relaciones entre amigos o familia. Así que el tiempo está, solo que las prioridades varían de un lugar a otro, y en Argentina, gana el mate y todo lo que representa.


Después de unos meses en Villa María, compré mi propio mate y bombilla. Luego vinieron los envases plásticos, un termo, y una bolsita. Ahora me encuentro tomándolo sola en mi departamento, el mate puesto donde antes estaba la tacita de café. Espero que el concepto del mate me siga influyendo, aún cuando regrese a mi país, que no solo continúo con el acto de tomarlo, sino también continuo recordando mis relaciones potenciales y hechas entre un horario concurrido. La vida es corta, y a veces tenemos que parar, relajar y añadir un poco de azúcar.


Adrienne Kay


domingo, octubre 05, 2008

notas de Adrienne


El siguiente texto fue escrito por Adrienne Kay, una joven norteamericana que vive hace 7 meses en Villa María, por medio de Fulbright trabajando como asistente de idiomas en la UNVM.
Ella quería expresar su percepción sobre conductas cotidianas en la ciudad, con lo cuál escribió una serie de notas sobre temas como los piropos, el Mate, los Bares-café, apodos, etc.


Piropos


“Hola princesa”
“Ay, mi amor”
“Qué hermosa/belleza/linda sos”
“Qué cosa linda”


Tirados de la esquina, cayendo desde la planta alta, lanzados desde el auto pasando por la calle; los piropos rodean a todas las argentinas. Ellas los reciben como si fueran un ruido más de la calle: las bocinas, las conversaciones, un pajarito, un taladro, una declaración de amor. Aunque ya llevo siete meses aquí en Villa María, todavía no he aprendido a ignorar este último rumor. Los comentarios cotidianos del viejo verde, del obrero sudoroso, del langa en la chata, de los adolescentes pícaros, destruyeron mi imagen idealista del amante argentino. Se dice en el extranjero que además de vino y soja, la tierra Argentina produce expertos en el arte de seducir.

Me quedé asombrada de que los supuestos “genios seductores” anden susurrando las mismas frases a varias mujeres día tras día. Esperaba algo mejor. ¿Qué se piensan? Que con un cumplido común, me subo a la chata como si ésta fuera un blanco corsel y nos fuéramos de la esquina enamorados? Después de observación cuidadosa y contemplación profunda, creo que finalmente entiendo el objetivo que persigue el piropo: no lo dicen para enamorar ni para atraer. La evidencia demuestra que solo aspiran a conseguir una mirada, una risa, un gestito sutil, cualquier indicación que la mujer lo escuchó.

La primera evidencia que les presento, mis astutos lectores, tiene que ver con la distancia física. Un pibe no le dice nada a la mujer que hace cola a su lado, pero sí a la mujer que pasa caminando enfrente. Dentro del mismo kiosco no, pero sí parado desde la puerta a la mujer que pasa. Desde un bus en movimiento se gritan todo, pero sentados en el mismo colectivo no se animan a decir nada. Desde la distancia más segura de varios pisos en construcción, nos vienen los piropos más elaborados. El piropo depende de la distancia física. La relación es directa: cuanto más lejos estén el piropeador y la mujer, hay menos probabilidad que se conozcan. Seguro que su piropo no va a resultar en ningún compromiso de hablar y conocer, el hombre lo dice sin pena y logra a llamar la atención.

También hay que considerar distancia simbólica creada por otros elementos. El hombre que fácilmente puede ser tu abuelo está protegido por distancia de edad. Grupos de chicos cuentan con distancia numérica, mimetizándose dentro del grupo. En el boliche, aunque hay un pastiche humano que no te deja mover, expande la distancia intangible con oscuridad, alcohol, y más que nada, la imposibilidad de mantener una conversación por sobre la música fuertísima. En todos los casos previamente mencionados, encontramos los piropos más audáces, mostrando otra vez que el piropo generalmente no busca una relación real.

Otra evidencia muestra un paralelo entre el hombre piropeando y un niño. Los dos buscan la atención de la mujer o la mamá. Empezarán de una manera sutil y tranquila, pero al no alcanzar su meta, se desesperan. Suben la voz, cada más alto hasta que consiguen lo que quieren. Los pirpopeadores inician con un calmado “Hola mamita, …” pero si la mujer no le hace caso, se vuelve a una suplicación: “¡Una mirada, una sonrisa por favor!” y luego, totalmente angustiados ruegan y gritan “…..¡¡¡ No me dejes así, mamita, POR FAVOR, míreme!!!” Como un niñito afligido, lo último que dice, después de que acaba la paciencia, revela el verdadero objetivo.


Ahora que entiendo que solo quieren mi sonrisa y no otra cosa, me encanta escuchar los piropos. En vez de la repugnancia que sentía antes, el piropo me anima. Ignoro los piropos normales o comunes, producen risita los piropos un poco más pensados, y recompenso los piropos únicos y brillantes girando con una sonrisa a full. Cuando regrese a los estados unidos, sé que la ausencia de un cierto ruido callejero me hará recordar Argentina.

Adrienne Kay